RAZONES POR LAS QUE LOS MAYORES TIENEN MUCHO QUE OFRECERNOS A LOS JÓVENES DE HOY EN DÍA

Sin teléfonos celulares, aparatos de aire acondicionado, Internet, vacuna contra la polio o videojuegos, el mundo de hace 80 años le resultaría completamente irreconocible a cualquier joven de hoy en día; quizás sea por esto por lo que la brecha generacional ha crecido tanto. Pero aunque los tiempos cambien, las personas siguen siendo las mismas; los mayores tienen mucho que enseñar a la juventud actual. En el ambiente adecuado, los jóvenes podremos descubrir que compartir nuestro tiempo con los mayores es una de las experiencias más gratificantes de toda nuestra vida.

Consejo

Aunque algunos detalles de las cuestiones a las que se enfrentan los jóvenes de hoy en día pueden no ser familiares para la mayoría de los mayores, los problemas básicos que tienen que ver con la escuela, los amigos, la familia, el trabajo o el amor nunca cambian. Si, como dijo Julio César, " la experiencia es la maestra de todas las cosas", la sabiduría alcanzada por los mayores durante toda una vida de experiencias los convierte en los amigos más valiosos y leales que un joven puede tener. La mejor manera de llegar a tener más sabiduría de la que corresponde a tus años es aprender de aquellos que te aventajan en edad.

Perspectiva

Cuando un joven escucha a una persona mayor hablar de su vida y de cómo se ha enfrentado a adversidades tales como la guerra, la pobreza, la inmigración o la discriminación, puede ver sus propios problemas desde otra perspectiva. Escuchar a los mayores nos enseña la importancia que tienen las cosas más sencillas de la vida, como la familia o la salud, y puede proporcionarles esperanza para el futuro y motivación para futuros cambios. Además, oír relatos históricos de primera mano hará que el pasado les resulte más cercano, lo que podría cambiar de forma radical la nuestra actitud hacia la importancia y relevancia de la historia.

Experiencia solidaria

Cuando los jóvenes ayudan a los mayores a utilizar una computadora, los acompañan a la compra o los llevan a donde tengan que ir, tal vez nos estemos haciendo a nosotros mismos el favor más grande. Al proporcionar este tipo de atenciones a los mayores, aprendemos a ser pacientes y delicados, algo que puede hacernos muy útil en la preparación para ser padres algún día. También aprendemos la humildad; en ocasiones, solemos vernos como invencibles; cuidar de unas personas que deben pensar en su propia mortalidad a diario hará tener presente que algún día nosotros también nos encontraremos en una situación similar.

Felicidad

Muchos mayores, especialmente aquellos cuyos cónyuges han fallecido y no tienen familia cerca, se vuelven muy solitarios. Cuando un joven visite a una persona mayor, no podrá dejar de advertir lo feliz que esa persona se siente con su visita. El simple hecho de saber que le ha alegrado el día a alguien, que su presencia ha supuesto algo positivo y diferente en la vida de otra persona, hará que aumente su autoestima y que mejore la imagen que tiene de sí mismo; incluso es posible que nos lleve a desear hacerle más feliz la vida a otras personas y que busque otras actividades de voluntariado.